¿Por qué elijo usar guantes al realizar masajes?
Cuando alguien llega a mi consultorio, sé que no solo busca relajarse, sino sentirse cuidado y en confianza. Cada detalle en mi forma de trabajar está pensado para que esa experiencia sea segura, respetuosa y de calidad. Por eso, una de mis decisiones más importantes como masajista es el uso de guantes durante cada sesión.
Usar guantes es una medida de higiene fundamental. Aunque me lavo cuidadosamente las manos antes de cada masaje, en la piel siempre habitan microorganismos. Los guantes actúan como una barrera adicional, ayudando a prevenir la transmisión de estos microorganismos, incluso los que pueden ser resistentes. Este cuidado forma parte de mi compromiso con tu salud y con la de todas las personas que me eligen.
También cuido mis manos, que son mi herramienta de trabajo. A lo largo del día, estoy en contacto constante con diferentes cremas y aceites. Si bien son esenciales para el masaje, la exposición prolongada puede provocar sensibilidad, irritaciones en la piel, dermatitis o incluso tendinitis. Usar guantes me permite protegerme y seguir realizando masajes con la misma entrega y calidad día tras día.
Otra razón importante tiene que ver con el entorno. Al utilizar guantes descartables, puedo retirarlos al finalizar la sesión y evitar que los restos de productos se trasladen a otras superficies como el teléfono, el uniforme, los utensilios o el espacio de trabajo. Así mantengo el consultorio limpio, cuidado y acorde a los estándares que me propongo como profesional.
Para mí, un buen masaje no es solo una técnica: es una forma de cuidado, de respeto y de conexión. Y ese compromiso se refleja en cada elección que hago, incluso en algo tan sencillo —y a la vez tan importante— como usar guantes.